Un organismo sano con sus procesos fisiológicos y metabólicos funcionando correctamente puede enfermar debido a la influencia de alteraciones genéticas y factores externos:
- Alteraciones genéticas causales, como son la predisposición genética al exceso de oxidación-inflamación y al exceso de moléculas tóxicas por una dificultad en eliminarlas, y también la falta de “genes protectores” y la predisposición a trastornos y enfermedades comunes como: obesidad, hipertensión, dislipemia, diabetes, cardiopatías, broncopatías, enteropatías, neuropatías, depresión, demencia, infecciones, alergias, enfermedad degenerativa, enfermedad autoinmune y cáncer. Predisposiciones acentuadas por trastornos en la absorción y el metabolismo de micronutrientes, de base genética.
- Factores externos causales como son: una alimentación y un aporte micronutricional inadecuados, el exceso de moléculas tóxicas (contaminantes, alimentos procesados….), la exposición a radiaciones, la falta de actividad física, un sueño no reparador y los factores estresantes y emocionales.
Estos factores externos causales producen en el organismo unas alteraciones bioquímicas y microbiológicas causales como son: unos insuficientes o excesivos niveles de micronutrientes, una falta de fitoquímicos, enzimas digestivas o fibras prebióticas, un exceso de moléculas tóxicas, una alteración de la microbiota intestinal…, favoreciendo a menudo la colonización de tejidos por agentes infecciosos (virus, bacterias, hongos y protozoos) que no deberían estar, y ocasionando un exceso de oxidación-inflamación en el organismo.
Alteraciones que, mediante diversos mecanismos, modifican las moléculas epigenéticas situadas alrededor de los genes responsables de las predisposiciones genéticas mencionadas, y afectan su expresión. Lo que conduce a la fabricación de proteínas en cantidad y/o calidad incorrecta, causando alteraciones estructurales (macroscópicas y microscópicas) y funcionales en determinados tejidos y órganos, con inflamación local.
Estas últimas alteraciones se determinan mediante la clínica y las pruebas diagnósticas, dando nombre a la patología crónica que padece la persona, y son decisivas para el enfoque terapéutico que se aplicará.
Resumiendo, la enfermedad aparece y persiste debido a:
- alteraciones genéticas + factores externos.
- alteraciones bioquímicas y microbiológicas con exceso de oxidación-inflamación general.
- alteración de la estructura y función de órganos específicos con inflamación local – enfermedad persistente.
La enfermedad es diagnosticada, clasificada y tratada de acuerdo con las alteraciones estructurales y funcionales junto a los síntomas que estas provocan, pero habitualmente no se aborda de acuerdo con las alteraciones bioquímicas, microbiológicas y genéticas causales, incluido el exceso de oxidación-inflamación general en el organismo.
Veamos un ejemplo.
Mujer de 46 años que presenta:
- alteraciones genéticas causales (genes responsables): tendencia genética o predisposición a la oxidación-inflamación y a la enfermedad autoinmune, junto a un trastorno en la asimilación de los lácteos y polimorfismos del gen MTHFR que dificulta el paso del micronutriente folato a la forma activa L-metilfolato.
- factores externos causales: administración de antibióticos en la infancia, comer pocos vegetales crudos y muchos lácteos y alimentos procesados y cocinados en exceso, realizar poca actividad física y una situación estresante.
Estos factores externos desencadenan alteraciones bioquímicas y microbiológicas causales:
- alteración de la microbiota intestinal (“flora intestinal”).
- insuficientes niveles de: micronutrientes básicos (incluido L-metilfolato, magnesio en eritrocitos y vitamina D), enzimas digestivas y fibras prebióticas.
- excesivos niveles de moléculas tóxicas.
- colonización por virus herpes, bacteria helicobacter pylori y hongo cándidas, con anticuerpos positivos.
- exceso de oxidación-inflamación general en el organsimo.
Alteraciones que, con el tiempo, modifican las moléculas epigenéticas y afectan la expresión de los genes responsables, causando una fabricación incorrecta de proteínas.
Las consecuencias son unas alteraciones estructurales y funcionales, con inflamación local en el tubo digestivo, las articulaciones, la piel y otros tejidos, consideradas patologías crónicas y diagnosticadas por sus médicos como: exceso de peso, prediabetes, gastritis crónica, enfermedad de Crohn (enfermedad inflamatoria intestinal), artritis reumatoide y dermatitis crónica.
Se le aplica tratamiento farmacológico mediante: omeprazol, antiinflamatorios, corticoides temporalmente e inmunosupresores, atenuando síntomas y controlando descompensaciones, pero acentuando alteraciones bioquímicas y microbiológicas causales como el desequilibrio micronutricional y del microbioma intestinal, y el exceso de moléculas tóxicas. A consecuencia de ello, aumenta el exceso de inflamación general del organismo y se reduce la capacidad de detoxificación, reparación y regeneración de los tejidos afectados, empeorando la evolución de sus procesos patológicos.
Acude a un médico experto en micronutrición que le diagnostica las alteraciones bioquímicas y micronutricionales, incluido el exceso de oxidación-inflamación general. Inicia un tratamiento mediante: alimentación adecuada, micronutrientes básicos (incluido calcidiol y L-metilfolato), micronutrientes específicos (incluido N-acetilglucosamina, aceite MCT con solo ácido caprílico, y ácido butírico), emzimas digestivas (excepto amilasa), reducción de tóxicos y actividad física adecuada. Mejora su sintomatología y los parámetros de control y, de acuerdo con sus médicos, van reduciéndose los fármacos hasta eliminarlos por completo, excepto el omeprazol en ocasiones.