La evolución de la mayoría de personas con enfermedades crónicas no es favorable 

Van en aumento en todas las edades los diagnósticos de enfermedad persistente de difícil curación (o crónica): metabólica (diabetes, del tiroides…), cardiaca, vascular, respiratoria, del tubo digestivo, hepática, renal, reumática, cutánea, ocular, neurológica, psíquica (ansiedad, depresión…), infecciosa, alérgica, degenerativa, autoinmune, oncológica (cáncer), rara…

A partir de estos diagnósticos se aplican tratamientos protocolizados para el control de la enfermedad que son farmacológicos, quirúrgicos o de otro tipo con el fin de:

  • controlar los síntomas: dolor, disnea, ansiedad, depresión…,
  • controlar los parámetros básicos: presión, frecuencia y ritmo cardiacos, glucosa, colesterol, oxígeno…,
  • eliminar microorganismos “malos” y/o células “malas”,
  • eliminar o substituir tejidos afectados.
  • controlar las descompensaciones y complicaciones de la enfermedad.

De esta forma se consiguen diagnósticos muy precisos y tratamientos muy eficaces para estos fines, gracias a una medicina convencional con grandes avances técnicos, impensables hace pocos años.

Sin embargo, los resultados a medio y largo plazo no son satisfactorios para las personas afectadas debido a que:

  • la evolución de la enfermedad a menudo no es favorable,
  • la calidad de vida no mejora,
  • los tratamientos suelen ser agresivos para el organismo,
  • los fármacos son difíciles de reducir y
  • aparecen nuevas patologías que también se tratan de forma agresiva, convirtiendo a la persona en un polimedicado.

En ocasiones la enfermedad parece que mejora o, incluso, se considera que ha “curado”, pero aparecen recidivas del proceso o nuevos procesos que se diagnostican y tratan de la misma forma. 

¿Por qué se manifiestan y persisten las enfermedades?

La enfermedad se manifiesta en una persona por dos motivos:

  • porque tiene una predisposición genética a dicha enfermedad
  • porque se han “puesto en marcha” los genes responsables debido a insuficiencias-desequilibrios de micronutrientes básicos, exceso de moléculas proinflamatorias-tóxicas,  por factores externos causales, descontrolándose la inflamación en el organismo

La enfermedad persiste en la persona y no remite ni evoluciona favorablemente porque los factores causales permanecen, “manteniendo en marcha” los genes responsables y la inflamación descontrolada.

¿Que es la predisposición genética?

Todos tenemos genes que nos predisponen más o menos a padecer patologías específicas de las llamadas crónicas. Además, muchas personas tienen en mayor o menos grado las siguientes predisposiciones:

  • predisposición genética al exceso de inflamación y oxidación en su organismo. Es decir, se produce fácilmente inflamación en su cuerpo, a menudo de bajo grado y dando pocos síntomas.
  • predisposición genética a una dificultad para eliminar los tóxicos, que ingieren, inhalan o contactan. Es decir, su capacidad de detoxificarse de contaminantes, aditivos, radiaciones, del entorno en general es baja.
  • falta de protección genética para preservar las capacidades cognitivas y para evitar las enfermedades crónicas.

Lo que les facilita la “puesta en marcha” de los genes que les predisponen a padecer enfermedades específicas en determinados órganos: corazón, pulmón, hígado, tubo digestivo, articulaciones, piel, cerebro, ojos…
El conjunto de todos estos genes relacionados con el proceso patológico, son los genes responsables.

¿Qué son los factores causales?

Los genes responsables se “ponen en marcha” y se “mantienen en marcha” por insuficiencias micronutricionales y exceso de moléculas proinflamatorias y tóxicas, debido a unos factores externos causales, influyendo en su expresión, inhibiéndolos y activándolos, y siendo decisivos en la evolución de la enfermedad.

Estos factores externos causales están relacionados especialmente con la alimentación, los tóxicos, las radiaciones, la actividad física, el sueño y el estado psíquico.

Algunas de las causas más frecuentes e influyentes son:

– El desequilibrio de los micronutrientes básicos, por alteraciones de las ingestas o de sus enzimas metabólicas, o aumento de las necesidades, como por ejemplo:

  • insuficientes vitaminas B activas, D y K2,
  • exceso del ácido graso omega 6 AA,
  • insuficiente ácido graso omega 6 DGLA,
  • insuficientes ácidos grasos omega 3 ALA, EPA y/o DHA,
  • exceso del ácido graso saturado palmítico,
  • insuficientes aminoácidos básicos,
  • exceso del aminoácido ácido glutámico,

– La falta de enzimas digestivas, por falta de enzimas en los alimentos e insuficiente producción de enzimas digestivas y metabólicas por el hígado y el páncreas…

– El exceso de alimentos proinflamatorios como, por ejemplo:

  • alimentos con azúcares refinados,
  • lácteos y alimentos con leche,
  • alimentos con trigo…

– El exceso de tóxicos como:

  • tabaco, alcohol, drogas, fármacos…,
  • moléculas tóxicas producidas en el procesado y almacenado de los alimentos, incluidos los ácidos grasos trans,
  • moléculas tóxicas producidas en la preparación y especialmente en la cocción de los alimentos,
  • contaminantes y aditivos en los alimentos,
  • tóxicos en los productos del cuidado personal,
  • fármacos, y contaminantes producidos en los procesos de fabricación, como el MDMA. También algunos de los excipientes que utilizan.
  • contaminantes ambientales,
  • mercurio de las amalgamas dentales…
  • tóxicos laborales: limpieza, peluquería, construcción, electricista, pintor, carpintería, zapatero, textil, joyería… y muchos trabajos y aficiones en que se manejan o respiran sustancias tóxicas.

– El exceso de radiaciones como las de: antenas de telefonía móvil, móviles, wi-fi, teléfonos inalámbricos…

– La actividad física inadecuada como: falta de ejercicio, ejercicio inadecuado, exceso de ejercicio…

– El sueño no reparador debido a: dormir pocas horas, mala calidad del sueño, horario cambiado…

– Los factores estresantes pasados o actuales que alteran el estado psíquico, como las emociones negativas no resueltas: ansiedad, angustia, ira, resentimiento, miedo, tristeza, preocupación, culpabilidad…

Los factores causales son los auténticos responsables del inicio y la persistencia del descontrol inflamatorio y de la enfermedad, así como de sus descompensaciones y recidivas.

A menudo, estos procesos podrían remitir (curarse) si averiguáramos y corrigiéramos las causas.

Los factores causales no se tienen en cuenta al diagnosticar y tratar enfermedades.

Hoy en día, cuando se diagnostica una persona de un proceso crónico, incluso en los mejores centros de salud, no se estudian ni corrigen las alteraciones micronutricionales, los excesos de moléculas tóxicas ni los factores externos causales mencionados, excepto el tabaco, el alcohol y las drogas. Esto contribuye enormemente al incremento de la incidencia y evolución desfavorable de las patologías crónicas.

Las personas afectadas por algun proceso patológico persistente no pueden mejorar, ni mucho menos curarse, si persisten sus factores causales y un exceso de inflamación.

Así, por ejemplo, las personas con una enfermedad crónica o un cáncer no pueden curarse, por más y mejores fármacos y terapias que se le apliquen, si persiste un exceso de inflamación mantenida por: insuficiencia de vitaminas B, D y K2, un gran desequilibrio entre ácidos grasos omega 6 y omega 3 (ratio AA/EPA alto), un mercurio elevado y unas emociones negativas.

Para poder mejorar y lograr revertir una enfermedad persistente es necesario, en primer lugar, averiguar su estado micronutricional y tóxico y sus factores externos causales, mediante un historial clínico dirigido y los estudios adecuados.

Una vez diagnosticadas dichas alteraciones, deben corregirse cada uno de ellas… y el descontrol inflamatorio y la enfermedad,  junto con sus síntomas,  empezarán realmente a mejorar, permitiendo reducir fármacos y terapias agresivas.

Muchas enfermedades etiquetadas como crónicas o incurables simplemente lo son porque sus causas persisten en la persona, no permitiendo que puedan remitir.

El Método Dr. Cardona está estudiado minuciosamente para que su acción incida sobre el estado micronutricional y proinflamatorio, y sobre los principales factores externos causales de las enfermedades, ayudando a controlar la inflamación, mediante la alimentación básica, los complementos básicos y los consejos complementarios y de los artículos del Blog.

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