Extracto del artículo

El problema del cáncer es fundamentalmente metabólico. La disfunción mitocondrial motiva que la célula cancerosa produzca la energía (ATP) principalmente mediante un metabolismo fuera de la mitocondria (en el citoplasma) que forma lactato (ácido láctico), y produce un exceso de moléculas tóxicas, siendo responsable de muchas de las mutaciones adquiridas que se observan en el cáncer.

Este nuevo metabolismo celular puede mejorarse mediante una alimentación con muy pocos carbohidratos (glucosa) que consiga menos energía y más estrés oxidativo en la célula cancerosa y más energía y menos estrés oxidativo en la célula normal.

Si embargo, cuando la célula cancerosa no dispone de suficiente glucosa utiliza glutamina. Por tanto, es necesario restringir la glutamina (carne, pescado, lácteos, complementos proteicos) y también inhibir mediante micronutrientes las enzimas de sus rutas metabólicas (enzimas glutaminolíticas) sobreactivadas para que no pueda producir ATP ni acetil-CoA.

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El problema del cáncer es fundamentalmente metabólico. La disfunción mitocondrial motiva que la célula cancerosa produzca la energía principalmente mediante un metabolismo fuera de la mitocondria (en el citoplasma) que forma lactato (ácido láctico), en un medio extracelular ácido. La célula cancerosa depende principalmente de la glucosa y la glutamina para producir la energía extra que necesita para vivir y dividirse. Cuanta más energía requiere es durante la división celular (mitosis) formándose dos células hijas, que dura poco tiempo, necesitando entonces de una gran cantidad o pico de glucosa. Este nuevo metabolismo con su excesiva producción de moléculas tóxicas es también el responsable de muchas de las mutaciones adquiridas que se observan en el cáncer. Además, sus metabolitos interaccionan con el metabolismo de las células inmunes dentro del microambiente tumoral, y si logramos mejorar dicho metabolismo, también aumentará la eficacia de estas células y con ello la del sistema inmunitario.

El metabolismo celular de la persona con cáncer puede mejorarse mediante una alimentación con muy pocos carbohidratos (glucosa) que consiga menos energía y más estrés oxidativo en la célula cancerosa y más energía y menos estrés oxidativo en la célula normal. Mediante una alimentación que reduzca el aporte de glucosa al mínimo necesario (distinto en cada persona) y aportando ácidos grasos saludables, el hígado no dispone de glucosa para generar energía y utiliza las grasas produciendo cuerpos cetónicos a partir de ellas, que serán utilizados como combustible por las células de los demás tejidos del cuerpo. Es la cetosis nutricional, estado fisiológico que no altera el pH sanguíneo, y que no debe confundirse con la cetoacidosis de la diabetes y otros estados patológicos.

En la cetosis nutricional los ácidos grasos y los cuerpos cetónicos substituyen en gran parte a la glucosa como combustible de las células para obtener energía, lo que favorece a las células normales y dificulta la supervivencia, división y extensión de las células cancerosas. Como combustible los cuerpos cetónicos son superiores a la glucosa en las células normales: más eficientes y producen más energía (ATP). Además, los cuerpos cetónicos son tóxicos para muchas células cancerosas, por no poder convertirlos en acetil-CoA y por dificultar la glucolisis. Se trata de aplicar una restricción de los carbohidratos: alimentos y bebidas con sabor dulce, frutas dulces, cereales (pan, pasta, maíz…), tubérculos (patata…), vino, cerveza…, junto a un aumento moderado de las grasas “buenas”: aceite de coco virgen, aceite MCT (solo caprílico), aceite de oliva virgen extra, semillas de chía (ALA), aceite de pescado (DHA), aceite de onagra o borraja (GLA), frutos secos, huevo entero ecológico…

La cetosis nutricional ahorra algunos aminoácidos esenciales (leucina, isoleucina y valina), porque los cuerpos cetónicos tienen una estructura muy similar, y ahorra las proteínas porque quema la grasa. Lo que permite reducir la cantidad de proteínas en la alimentación, especialmente cuando se aportan los aminoácidos esenciales y cetogénicos mediante complementos micronutricionales: leucina, valina, isoleucina, lisina, treonina, tirosina, fenilalanina y triptófano. De esta forma, se facilita la restricción de las proteínas animales, fuente de glutamina y de los residuos tóxicos que producen.

Además, los cuerpos cetónicos inhiben la salida del lactato fuera de la célula cancerosa, reduciendo el lactato extracelular, al utilizar los mismos trasportadores que sacan el lactato fuera de la célula. Es una inhibición competitiva.

La eficacia de la alimentación de tipo cetogénico se potencia enlenteciendo el proceso de división (mitosis) de las células cancerosas del tumor y dificultando la entrada y utilización de la glucosa en ellas. De esta forma se logra que la máxima necesidad de glucosa dure más tiempo en cada célula tumoral, a la vez que se reduce drásticamente la glucosa en estas células, provocando una falta de energía en el momento de su multiplicación y expansión y se mueren. Algunas pautas micronutricionales ayudan a conseguir ralentizar la mitosis y dificultar la entrada de glucosa en la célula tumoral, otras pueden inhibir enzimas y rutas metabólicas citoplasmáticas sobreactivadas de la célula cancerosa.

Cuando la célula cancerosa no dispone de suficiente glucosa utiliza glutamina para obtener energía (ATP) y el metabolito acetil-CoA, precursor de los lípidos, proteínas y nucleótidos que precisa. Por tanto, es necesario restringir la glutamina (carne, pescado, lácteos, complementos proteicos) pero es difícil conseguirlo eficazmente porque muchos alimentos la contienen y cuando no es suficiente, el tumor la obtiene del músculo, produciendo una pérdida muscular. Los ácidos grasos y los cuerpos cetónicos no pueden reemplazar a la glucosa y glutamina para obtener energía (ATP) en la célula cancerosa.

Así pues, no solo es necesario reducir el aporte de glutamina a la cantidad óptima en cada persona, sino también inhibir mediante micronutrientes las enzimas de sus rutas metabólicas (enzimas glutaminolíticas) sobreactivadas para que no pueda producir ATP ni acetil-CoA. Mediante el método Dr. Cardona, sin lácteos, carnes ni pescados, se restringe la glucosa y glutamina y se aportan los micronutrientes básicos para mejorar el metabolismo celular, pero a menudo es necesario completar dicho aporte con otros nutrientes específicos para la persona.

Por otro lado, la alimentación de tipo cetogénico es uno de los métodos más eficaces para reducir el exceso de oxidación (estrés oxidativo) y de inflamación en el organismo, con efectos parecidos a la restricción calórica, de probada eficacia en el envejecimiento, el cáncer y otras enfermedades crónicas.