Extracto del artículo

La mayoría de células cancerosas presentan una disfunción mitocondrial y en la mayoría de personas con cáncer las células de su cuerpo también presentan una disfunción mitocondrial previa u ocasionada por el tratamiento.

Mejorando la función mitocondrial y aportando ácidos grasos y cuerpos cetónicos como combustible en lugar de glucosa, forzamos a la célula cancerosa a utilizar las mitocondrias y muere.

La función mitocondrial mejora consiguiendo un equilibrio micronutricional básico completado con micronutrientes como: coenzima Q10, ácido R-lipoico y PQQ.

Además, las mitocondrias de las células de los órganos clave se potencian mediante: ejercicio físico aeróbico, alimentación cetogénica, ayuno intermitente y microayuno, sueño reparador en horario nocturno y reducción de fármacos.

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La mayoría de células cancerosas presentan disfunción mitocondrial y en la mayoría de personas con cáncer las células de su cuerpo también presentan una disfunción mitocondrial previa u ocasionada por el tratamiento. Este daño mitocondrial puede estar implicado en el cambio del metabolismo celular y la alteración de la apoptosis (muerte celular programada) en la célula cancerosa, y en la debilidad del sistema inmune.

Las mitocondrias controlan la muerte celular programada (apoptosis), imprescindible para que las células dañadas mueran cuando a acabado su función o pueden ser un peligro para el organismo. Si se reducen las mitocondrias o no funcionan correctamente, se descontrola la apoptosis y la proliferación celular.

Una prueba de la importancia de la disfunción metabólica y mitocondrial en el origen celular del cáncer está en las observaciones de que las mitocondrias dañadas pueden convertir las células sanas en células cancerosas y que las mitocondrias sanas pueden revertir el metabolismo anormal en las células tumorales. También la mejora de la función mitocondrial, restaurando la energía mitocondrial, puede normalizar la reprogramación metabólica en la célula cancerosa.

Mejorando la función mitocondrial y aportando ácidos grasos y cuerpos cetónicos como combustible en lugar de glucosa, forzamos a la célula cancerosa a utilizar las mitocondrias y muere, debido a que se reactiva la muerte celular programada o apoptosis, que ordena a las células anormales a morir. El aporte de la combinación adecuada de micronutrientes básicos, es necesario para ayudar a reprogramar las células cancerosas para la apoptosis. Incluso, algunas combinaciones de micronutrientes, como por ejemplo la vitamina K junto a la C, en la célula cancerosa pueden prevenir la disfunción mitocondrial, restaurar la función mitocondrial cuando está alterada, cambiar el metabolismo energético, estimular la vía mitocondrial de la apoptosis, e inducir la muerte celular. Esta estrategia es también una forma de sensibilizar a las células cancerosas para lograr que dosis mas bajas de los quimioterapéuticos sean efectivas, con una menor toxicidad.

Es fundamental mejorar la función mitocondrial en las células de todo el organismo y en las predispuestas a transformarse en cancerosas, para que no se produzcan en ellas dichos cambios metabólicos y genéticos. Además, es importante mejorar las mitocondrias de las células hepáticas porqué son necesarias para la desintoxicación del organismo, y en las células del sistema inmune porque son imprescindibles para vencer al cáncer. En una persona con cáncer no podemos permitirnos que las mitocondrias de sus órganos clave: corazón, hígado, músculo, cerebro… y del sistema inmunitario, vayan reduciéndose, porqué si es así, su pronóstico será desfavorable, por más terapia oncológica de primera línea que se aplique.

El modo de conseguir mejorar la función mitocondrial es actuando en varios frentes, pero especialmente mediante un equilibrio micronutricional básico completado con micronutrientes que ayuden a mejorar el número y la función de las mitocondrias como son: coenzima Q10, ácido R-lipoico y PQQ, entre otros. CoQ10 es necesario para la producción de energía (ATP), ácido R-lipoico es imprescindible para varias rutas metabólicas mitocondriales y PQQ ayuda a la biogénesis mitocondrial y puede mejorar la apoptosis. Mediante el método Dr. Cardona se restringe la glucosa y glutamina y se aportan los micronutrientes básicos para mejorar la función mitocondrial, pero a menudo es necesario completar dicho aporte con otros nutrientes específicos para la persona.

Otras formas de potenciar a las mitocondrias de las células de los órganos clave es mediante:

  • Ejercicio físico aeróbico regular, especialmente si se combina con el de refuerzo muscular. Si la actividad física es en ayunas, todavía se producen más mitocondrias, aunque esto no es aconsejable en algunas personas por sus características.
  • Alimentación cetogénica, el ayuno intermitente y el microayuno de los que hablo en otro artículo.
  • Sueño reparador en horario nocturno, y la acción favorable de la melatonina en las mitocondrias.

Sin embargo, si las mitocondrias no disponen de los metabolitos micronutricionales adecuados, no es posible mejorar su función por óptimas que sean las medidas adoptadas. La única terapia mitocondrial efectiva cuando las mitocondrias están dañadas es la micronutricional.

Por último, recordar que muchos fármacos de los utilizados en estos pacientes afectan negativamente la función mitocondrial:  antiinflamatorios, antibióticos (especialmente quinolonas), corticoides, quimioterápicos, anticuerpos monoclonales… y también las estatinas para el colesterol. Resultando difícil evitar el deterioro mitocondrial administrando estos fármacos de forma prolongada, aunque mediante micronutrición es posible prevenirlo y atenuarlo.