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El tumor necesita y crea el mismo un microambiente tumoral que favorece su crecimiento y expansión, incluyendo el formar nuevos vasos sanguíneos para abastecerse de sangre y de nutrientes, o angiogénesis.

La expansión y diseminación del cáncer dependen del microambiente tumoral que es la parte fibroinflamatoria activa del tumor. También depende de las células y del tejido próximos al tumor. Cuanto mejor sea la estructura del tejido conectivo y más sanas las células de alrededor del tumor, más se dificulta su expansión, mientras que en un órgano y organismo dañados resulta difícil detener la expansión del cáncer.

Por tanto, es importante transformar este ambiente en un entorno que dificulte la subsistencia y crecimiento tumoral. La forma de ayudar a conseguirlo es mediante: alimentación de tipo cetogénico, conjunto adecuado de micronutrientes y enzimas fibrinolíticas.

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El tumor necesita y crea el mismo un microambiente tumoral que favorece su crecimiento y expansión, incluyendo el formar nuevos vasos sanguíneos para abastecerse de sangre y de nutrientes, y lo consigue en parte gracias a la fibrina de dicho microambiente tumoral. La formación de nuevos vasos sanguíneos es la angiogénesis.

La expansión y diseminación del cáncer dependen del microambiente tumoral que es la parte fibroinflamatoria activa del tumor, intercomunicada con sus células cancerosas. Cuanta más cantidad, rigidez, acidez y actividad del tejido del microambiente del tumor mayor agresividad y riesgo de expansión y metástasis. Las células tumorales son complejas y heterogéneas, en estructura, metabolismo, cambios genéticos y epigenéticos… y tienen muy diversas formas de superar los tratamientos convencionales del cáncer. Por el contrario, el microambiente tumoral es más homogéneo, más fácil de abordar, y resulta que este es determinante en la evolución de la enfermedad.

El crecimiento y la diseminación también dependen de las células y del tejido próximos al tumor. Cuanto mejor sea la estructura del tejido conectivo y más sanas las células de alrededor del tumor, más difícil lo tendrá el tumor para extenderse.

Es muy importante transformar este ambiente que se ha creado el tumor en un entorno hostil para él, que dificulte su subsistencia y crecimiento, y así conseguir frenar la angiogénesis y, con ello, el abastecimiento tumoral. La forma de ayudar a conseguirlo sin dañar al organismo es mediante:

  • Alimentación de tipo cetogénico.
  • Conjunto adecuado de micronutrientes, que pueden ayudar a fortalecer el tejido conectivo e inhibir la angiogénesis, además de proteger a las células sanas de los tratamientos agresivos. El método Dr. Cardona aporta los nutrientes básicos y contiene lisina (aminoácido), prolina (aminoácido) y vitamina C, que pueden dificultar que las células cancerosas se “abran camino” para diseminarse.
  • Enzimas fibrinolíticas que pueden ayudar a eliminar la fibrina. Utilizando enzimas proteolíticas como la Serrapeptase y Natoquinase, también se mejoran los factores procoagulantes asociados al cáncer. Esta terapia enzimática puede modificar el tejido fibroinflamatorio tumoral dificultando el desplazamiento y la fijación de las células cancerosas.

Las trombosis venosas y las embolias son frecuentes en personas con cáncer, dependiendo el riesgo del tipo de cáncer (más en cáncer de páncreas y pulmón), del estadio y de los tratamientos aplicados, empeorando mucho el pronóstico. Con la terapia micronutricional, especialmente mediante enzimas, se puede reducir dicho riesgo.

Mejorar la salud general de la persona, fortaleciendo los tejidos próximos al tumor y la función de todos sus órganos es fundamental en la persona con cáncer. Cuanto más sanas están las células que rodean al tumor más se inhibe su crecimiento, mientras que en un organismo dañado es difícil detener la expansión del cáncer. A menudo, resulta más eficaz no ser demasiado agresivo con los tratamientos convencionales aplicados y apoyarlos con terapias de fortalecimiento de células y órganos que mejoren su función.